(21 de agosto de 2014. El Venezolano) A pesar de que en reiteradas oportunidades los libros de historias los presenta como etnias lejanas y antepasados importantes. La realidad es otra, pues los indígenas rondan las calles valencia pidiendo limosnas para poder sobrevivir.
Entre tantas historias, destaca la de Alicia, quien no recuerda hace cuanto tiempo se vino de la Sierra de Perijá. A los 15 años la trajeron a Valencia pero tampoco sabe hace cuánto fue ni cuántos años tiene ahora. Su cédula desapareció y prefiere vivir sin contar el tiempo.
Alicia cuida una casa en Parque Valencia, junto a sus siete hijas, aunque nacidas en la capital carabobeña, mantienen su acento Yukpa. El resto de la comunidad con la que comparte se encuentra a unos metros en la vía hacia Flor Amarillo.
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